¿Cómo puedo empezar a ayudar a mi hijo o hija?
La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. En primer lugar, es primordial que comencemos a centrarnos en sus gustos e inquietudes, y desde una perspectiva lúdica proponerle las actividades para que comience a introducirse en el mundo de la lectura autónoma.
Se escucha hablar mucho del aprendizaje basado en la gamificación, que no es más que la aplicación de estrategias de juego al aprendizaje de alguna habilidad. También, y en la mayoría de los centros educativos, se emplea la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos, o más conocido como ABP que, mediante la proposición de un tema, se trabajan diversos aspectos con el hilo conductor de la temática propiamente dicha.
Por lo tanto, y atendiendo a que todo lo que planteemos a nuestro hijo o hija va a ser un juego ,tenemos que saber captar su interés y recordar que siempre ha de ser voluntario; es decir, que si en algún momento no le apetece jugar, no debemos imponérselo.
¿En qué consiste el juego para aprender a leer?
Como todo juego, debemos establecer las reglar y organizarlo de manera estructurada y clara, para que en todo momento el niño o la niña sepa cuando alcanza los objetivos y por qué.
Antes de contar las reglas del juego, tenemos que tener presente en qué consiste un ciclo de actividad, ya que va a ser el que nos ayude a mantener motivado a nuestro hijo o hija a lo largo del proceso de aprendizaje.
¿Cuáles son las reglas del juego?
No existen unas reglas fijas ya que no existen dos personas con los mismos requerimientos, por lo que vamos a tener que adaptarnos a cada tipología de niño o niña en función de sus gustos.
A la hora de plantear una metodología eficaz, el método Doman es uno de los más eficaces y más entretenidos para los niños. Esta metodología está fundamentada en una base de bits, por la que el niño o la niña asocia conceptos a través del color, la imagen, el grafismo y la fonética, agrupándolos por categorías.
A la hora de organizar el juego, en función de su edad, podemos emplear diferentes tipos de flash cards que permitan asociarse de diferentes maneras.
En principio podemos establecer los siguientes rangos de edad con sus reglas asociadas, aunque como ya hemos mencionado, la composición del juego dependerá del tipo de niño:
Hasta 3 años
En este tipo de edades, la manipulación, las texturas y el color son esenciales para captar la atención del niño o la niña.
Los materiales que vamos a emplear son tarjetas, siempre que se pueda en formato rígido, (realizadas sobre algún tipo de madera ligera como el contrachapado o plastificadas) de manera que por una cara se presente la imagen del objeto y por el otro lado el nombre escrito con una tipografía sencilla.
Entre 3 y 4 años
Puede seguir empleándose las tarjetas para el grupo anterior, aunque es también muy interesante emplearlas por separado, de manera que hagamos un grupo de tarjetas con imágenes y otro con el grafismo del nombre, para de esta manera intentar asociar los dos grupos de tarjetas entre sí.
A partir de 5 años:
Es el momento de eliminar las imágenes y ofrecer únicamente el grafismo de las palabras, para de esta manera, focalizar el aprendizaje en la asociación de los fonemas con la escritura.
Una vez que sabemos la tipología de tarjetas que vamos a emplear toca organizar las categorías. Estas pueden agruparse en función de diversos conceptos, como pueda ser la letra por la que empiezan las palabras, sustantivos de la misma familia como puedan ser animales marinos, objetos de la casa…
A cada una de estas categorías les asignaremos un color, de manera que el niño o la niña puedan reconocer a primera vista de qué familia de palabras se trata, y de esta forma simplificar el juego.
En cuanto a la organización del juego, en la fase inicial se mostrarán las tarjetas explicando en qué consiste. Por ejemplo:
Al principio deberemos ofrecer únicamente grupos de 5 tarjetas, que en el instante que se aprendan, deberán ser remplazadas por otras 5 nuevas de la misma categoría o de una distinta, pero nunca mezcladas las categorías entre sí.
Cuando el niño ha realizado todas las tarjetas de 5 en 5 se aumentará el número de tarjetas en 5 más; es decir, que ofreceremos grupos de 10 tarjetas de la misma categoría, que una vez superadas se incluirán 5 más… y así hasta un total de 25 tarjetas por partida, sin ser superado este número en ningún instante.
Según recomienda el método Montessori, se pueden hacer diferenciaciones en las letras, alternando el color azul en las vocales y el rojo en las consonantes. De esta manera y de forma visual el niño o la niña separa de un solo golpe de vista los grupos de sílabas en las palabras.
Una vez superada la primera fase llega el momento de pasar a mezclar sustantivos y adjetivos. La organización del juego es la misma. Podemos plantear dos tipos de retos:
En la tercera fase, es el momento de incluir las acciones, es decir, los verbos. En esta fase es muy interesante jugar a la composición de pequeñas oraciones de cosas cotidianas, como pueda ser papá duerme, mamá baila, …
En la cuarta fase se incluirán los artículos, organizando frases muy sencillas pero que incluyen todas las piezas que hemos ido empleando en fases anteriores, con sustantivos, adjetivos y verbos.
Por último, es el instante de introducirnos en los textos cortos, con párrafos de no más de 5 líneas, siendo cada línea no muy extensa y con un contenido que permitan comentar lo que se ha leído para testar la comprensión lectora.
En esta fase es muy importante no exceder las 2 páginas de lectura por sesión.
¿Cómo podemos organizar los premios?
Cuando se han alcanzado los objetivos, podemos premiarlos de diversas maneras. En este apartado vamos a hablar de los métodos más eficaces que se emplean en la gamificación.
En resumen, podríamos hablar de que podríamos diferenciar cuatro grupos de interés por parte de los niños:
Recompensa: mediante la obtención de un beneficio.
¿Qué más juegos podemos hacer?
Como ya hemos comentado, podemos hacer cuanto se nos ocurra que relacione siempre la triple vía de aprendizaje, en la que se relaciona la fonética mediante la imitación a la madre o al padre y el empleo del grafismo de las palabras, acompañadas con ilustraciones.
A la hora de leer las palabras, o de encontrar la respuesta a uno de los retos, se pueden emplear palmadas en la separación de las sílabas que, acompañadas de los colores de vocales y consonantes, ayudarán al niño a agrupar los fonemas y relacionarlos con su grafismo.
Otra de las cosas que les divierte mucho es una gymkana de palabras. Puede hacerse a partir de una palabra de algún objeto que tengamos en nuestro hogar, donde encuentra la siguiente palabra que le lleve a otro distinto, hasta que encuentren el tesoro, o bien compitiendo por colocar una lista de palabras en su sitio en la casa, de manera que obtiene premio el que antes lo realiza.
En resumen, hay que intentar fomentar la lectura como algo lúdico, que despierte la curiosidad del niño, con el fin de que conozca que a través de ella se puede aprender muchas cosas que son de su interés. Poco a poco conseguiremos que lo realice de manera autónoma o demande un ratito para compartir con ellos.