Como ya hemos mencionado, las técnicas que debemos emplear a la hora de ponernos a estudiar podemos encontrarlas en cualquier guía o publicación, pero hay ciertas consideraciones que no se suelen tener en cuenta y que son fundamentales a la hora de enfrentarse al proceso del estudio de cualquier materia.
Análisis DAFO personal.
El análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) suele estar relacionado con el mundo empresarial. Normalmente se representa en un cuadro en el que se plasman las reflexiones que se puedan realizar sobre cada uno de los ítems.
Ese mismo análisis es trasladable a cualquier ámbito de nuestra vida, y es muy interesante hacerlo de la forma más sincera y próxima a la realidad, ya que es una manera de tomar conciencia sobre cómo funcionamos y donde debemos mejorar o prestar más atención.
Debilidades: todos sabemos cuáles son las cosas o actitudes que nos distraen de nuestras obligaciones. De las más comunes, podemos encontrarnos con la pereza, la falta de concentración sobre una tarea... Contar todas aquellas situaciones que no nos permiten ponernos a estudiar, o que nos desvían la atención a otros asuntos, va a permitir que diseñemos un plan estratégico para minimizar su efecto, y de esta manera obtener mejores rendimientos para nuestro tiempo de estudio.
Amenazas: este tipo de acciones que nos alejan de nuestro objetivo están por todos lados; amigos que nos llaman para salir, el empleo de redes sociales o dispositivos digitales de manera inadecuada, la televisión… Son múltiples las actividades que amenazan nuestro proceso de estudio. Eliminarlas está en nuestra mano, por ejemplo, configurando nuestro horario de estudio, desactivando los dispositivos que nos puedan distraer, o buscando entornos que acompañen al desempeño de nuestro trabajo (el estudio).
Fortalezas: una de las más difíciles de determinar, aunque haciendo un poco de reflexión personal es sencillo encontrar en qué soy bueno. Algunos cuentan con buena memoria, o memoria fotográfica, otros con capacidad de síntesis, algunos con capacidad de trabajo, … debemos ser conscientes de todas ellas para así utilizarlas en nuestro propio beneficio, como por ejemplo: una persona con buena memoria fotográfica, debería generar documentos únicos y esquemáticos, con empleo de colores o dibujos, para fomentar esa fortaleza; o una persona que tiene mucha capacidad de síntesis, reducir al mínimo los contenidos que debe estudiar o memorizar mediante reglas mnemotécnicas, esquemas o resúmenes.
Oportunidades: en muchas ocasiones no somos capaces de identificar las oportunidades que tenemos. Algunas de las frecuentes que nos solemos encontrar es el de estudiar con algún compañero que nos pueda aportar cosas beneficiosas a nuestro objetivo, o estudiar en una biblioteca, porque nos concentramos mejor… Todas esas oportunidades suelen ser soluciones a las debilidades y amenazas que hemos registrado en nuestro DAFO, por lo que hacer un estudio pormenorizado de los dos anteriores nos va a permitir diseñar una estrategia mejor.
Gestión del tiempo.
Tanto psicólogos, como pedagogos y demás gremios que se encargan de entendernos y orientarnos para que alcancemos nuestros objetivos académicos hacen mucho hincapié en la gestión del tiempo.
Muchas veces dedicamos demasiadas horas a realizar los deberes o tareas para casa, estudiar para un examen… y la mayoría de veces esto se debe a que no somos capaces de organizarnos. Nos recomiendan hacernos un horario, pero al final suele terminar en que no lo cumplimos por diversos motivos. Uno de los motivos más frecuentes tiene que ver con las amenazas y debilidades que hemos mencionado en el punto anterior, en otras, porque hemos propuesto un horario muy rígido el cual no permite modificaciones sobre la marcha, y cuando lo hacemos, desmontamos el esquema que teníamos organizado.
Una de las estrategias que suele funcionar verdaderamente bien son los listados de tareas pendientes, organizadas por tiempo que le tenemos que dedicar, intensidad de la tarea a desarrollar, y lo más importante, la urgencia que requiere esa actividad.
Existen dos técnicas que nos permiten organizar este tipo de actividades, como son Canvas y Boullet Journal. Hay personas que prefieren uno frente al otro, pero es un asunto de gustos i de afinidad personal. Cada uno tiene sus pros, y no suelen tener contras ninguna de las dos técnicas. Incluso puedes hacer una combinación de las características de ambas que mejor se adaptan a tus necesidades y de esta manera tener un método lo más adaptado a tu perfil como estudiante.
El entorno
Otro de los factores que va a influir a la hora de ponernos a estudiar es la organización de nuestro espacio de trabajo. Disponer de un espacio ordenado, con todo a mano y sin distracciones, nos va a permitir desarrollar nuestra tarea de una forma eficaz.
La mayoría de los estudiantes se ponen a estudiar en su cuarto, donde está la cama, el ordenador, el equipo de música…
Organizar el espacio para favorecer la iluminación, la concentración y disminuir las tentaciones o distracciones va a repercutir en nuestro aprovechamiento del tiempo, haciendo que éste se reduzca y permitiendo que podamos fijar los conceptos estudiados de una manera más potente.
Siempre que podamos, disfrutar de la luz natural para el estudio va a permitir que nos fatiguemos menos y podamos dedicar más tiempo de forma continuada a estudiar.
Tener ordenado el escritorio nos ayuda a la hora de disponer el material necesario para la tarea que estamos realizando, o reducir los tiempos a la hora de ponernos a buscar algo que necesitemos.
Una de las herramientas más útiles para el estudio, también es la que más suele distraer... los móviles, ya que, aunque no tengamos intención de usarlos, muchas veces miramos la hora, vemos las notificaciones de redes sociales y demás apps, y nos generan una cierta ansiedad o curiosidad, por lo que vamos a sentirnos tentados de mirarlas, rompiendo así la concentración que habíamos adquirido. Ponerlo en modo avión, es una buena estrategia mientras estamos estudiando.
Evitar a toda costa tumbarse en la cama para ponernos a estudiar. Mantener una buena postura estudiando hace que nuestro cerebro se concentre en la tarea que estamos realizando. Cuando nos vamos a la cama, estamos asociando nuestra actividad al descanso…por lo que nuestro cerebro no va a dar el 100%.
La música puede favorecer el ambiente de trabajo y estudio. Música sin letra, relajada y que al ser posible no sepamos de memoria, puede generar una atmósfera idónea para nuestra concentración, ya que elimina ruidos del exterior. Si la música que ponemos es la que escuchamos en nuestros momentos de ocio, lo que va a conseguir es que nos distraiga y nos cueste más concentrarnos.
El momento
La frase “tengo que ponerme a estudiar” es nuestra peor enemiga, ya que lo que sucede es que no tenemos una hora fija para hacerlo. El ser humano es animal de costumbres, por lo que si le pautamos a nuestro cerebro cuándo debe ponerse a estudiar, va a ser más sencillo adquirir un hábito, y de esta forma va a estar listo a la hora que le hemos marcado.
Ser constantes a la hora de elegir el horario nos va a repercutir en una experiencia menos agotadora de forma intelectual, lo que nos lleva a mejores rendimientos de aprendizaje.
Al igual que en el entorno laboral, debemos disponer nuestra hora de inicio y nuestra hora de fin, organizando nuestras pausas y duraciones de manera que podamos hacer más actividades necesarias para que nuestro cerebro descanse y pueda fijar los conocimientos de forma duradera.
Una de las recomendaciones más frecuentes es realizar tres intervalos de 45 minutos de estudio, con descansos de 15 minutos entre medias. Esto no quita para que, dependiendo de la tarea que estamos desempeñando, o de la capacidad de cada persona, o de la circunstancia particular de un día en concreto, modifiquemos tanto los tiempos como la organización de los intervalos.
Una de las mejores formas de saber cuál debe ser nuestra rutina, es cronometrarnos de manera habitual, lo que nos va a permitir saber a priori el tiempo que nos lleva cada tarea, o la capacidad de estudio que tenemos.
Lo que sí es muy recomendable, es que cuando empecemos a perder la concentración, realicemos nuestro descanso de 10 ó 15 minutos, ya que nos va a permitir poder seguir con nuestra actividad a pleno rendimiento.
El material
Cuando nos ponemos a estudiar, normalmente contamos con libros, apuntes, consultas en la web, etc. Debemos ser capaces de generar nuestro propio material.
Mucha gente pide apuntes a compañeros, o bien porque no han asistido ese día a clase, o bien porque los contenidos son buenos…. En cualquier caso, debemos coger todo el material del que disponemos y crear nuestros propios documentos. Es muy interesante complementar los diferentes tipos de memorias que podemos emplear y metodologías a la hora de preparar esta documentación.
Hay que tener en cuenta que disponemos de 40 tipos diferentes de memoria. Además de la típica “memorieta” que conseguimos a través de la repetición, una de las más eficaces es la memoria fotográfica, que podemos potenciar empleando colores, dibujos… consiguiendo de esta forma que cada documento sea único, y almacenemos una imagen de éste. Este tipo de estrategias ayuda mucho a recordar estructuras de un tema y a la relación de ideas o conceptos.
En cuanto a la metodología, hablamos de reglas mnemotécnicas, esquemas apoyados por iconografía, … cualquiera de las técnicas aplicables y que realmente nos funcione.
Si somos capaces de organizar nuestro tiempo, nuestro trabajo, encontrar un lugar confortable que nos aísle de las distracciones y dar con la metodología que nos facilite el proceso de aprendizaje, vamos a ahorrar esfuerzos, vamos a fijar mejor los conceptos, y lo más importante, vamos a conseguir que lo hagan de una forma más duradera y clara.